Ayer que viajaba en el transporte público, dos caballeros,
uno de aproximadamente 50 años y el otro de 30, comenzaron a platicar de futbol.
Primero de la final del futbol mexicano ganada por América, después ambos
confesaron ser seguidores del Cruz Azul y sentirse decepcionados por una
derrota más, luego evocaron los tiempos gloriosos de Miguel Marín, Javier ‘Kalimán’
Guzmán, Alberto Quintano, Eladio Vera, entre otros, jugadores que “si sentían la
camiseta y no jugaban nada más por la lana”.
Después de intercambiar opiniones de la situación de La
Máquina desde hace tiempo, ambos caballeros llegaron a la conclusión de que
hace falta jugadores que sientan la camiseta y que no solo jueguen por el
dinero. “Todavía que les pagan por jugar, hacen esas pendejadas”, dice el
caballero de menor edad, a lo que el otro responde “Ya hubiera yo querido jugar
ahí aunque no me hubieran dado ni un centavo y yo tuviera que pagar”, para
luego comenzar a recordar los juegos llaneros que disputaban “donde me raspaba,
me enlodaba, hasta me llenaba de mierda con tal de que no saliera el balón o de
que no nos metieran gol”.
El caballero de menor edad recordó los consejos de su
entrenador de la infancia, las técnicas para pegarle al balón y los duelos
épicos que vivió. Mientras desarrollaban esta conversación, pude notar en sus
rostros y en sus palabras la gran emoción y la extrema pasión que provoca el balompié
en la vida de sus seguidores. La plática llegó a su fin pues uno de los
caballeros llegó a su destino.
Luego de presenciar esta emotiva escena, me quedé reflexionando
en cómo el futbol es “la cosa más importante de las menos importantes”, diría
Arrigo Sacchi, y cómo hermana un balón al mundo. Así como estos dos caballeros
que no se conocían y en un momento comenzaron a hablar como si fueran grandes
amigos que compartieron la vivencia, en los estadios muchas veces nos abrazamos
con un desconocido, en las redes sociales interactuamos con personas de lugares
lejanos, pero todo es gracias a la gran pasión que compartimos por el futbol.
Y solo el futbol genera esto. La pasión, poder compartir con
desconocidos, entender lo que nos dice, reunir a millones de personas
frente un televisor para ver a 22
guerreros luchando por el honor de un equipo, congregar a miles en los estadios
para impulsar a los gladiadores del terreno de juego a la victoria, provocar
tumultos, lágrimas, gritos, felicidad, tristeza y hasta muertes.
En la cancha o en la tribuna, la pasión del futbol es lo
mejor que existe en este planeta, lo único que te permite despejar la mente,
olvidarte de los problemas durante noventa minutos y sentir amor, un amor
auténtico por unos colores, por una playera, por un equipo. Lo único que te hace
admirar a un personaje que hace magia en la cancha, que te hace vibrar por la
genialidad de un Dios en el terreno de juego, que te hace llorar por un gol,
que te hace explotar por un triunfo, que te hace enojar por una derrota, que te
levanta en los títulos, que te tumba en las caídas.
El futbol es, sin duda, la pasión más grande de la vida. Una pasión que crece cada día y que se mantendrá siempre presente. ¡Viva el futbol!
Este video refleja la pasión que genera el futbol alrededor del mundo