Empapados, pero con una gran sonrisa en el rostro. Así
salieron los aficionados tuzos del estadio Hidalgo, luego de que los
hidalguenses derrotaran 2-0 a Santos y tengan un pie dentro de la Gran Final
del fútbol mexicano.
A pesar de la intensa lluvia, desde dos horas antes del
encuentro le afición comenzó a poblar las tribunas del Huracán -que esta noche
hizo honor a su nombre, no solo por el clima, sino por lo que se vio en la
cancha-, llenándolas poco a poco, lo que provocó un ambiente que hacía tiempo
no se vivía en el coso pachuqueño. Y no era para menos: después de varias
temporadas de sufrimiento, los Tuzos estaban en la antesala de la final.
Faltaban minutos para el encuentro, y los equipos saltaron a
la cancha para hacer su calentamiento, con la lluvia aun cayendo con fuerza.
Santos fue el primer equipo en salir y los silbidos sonaron con intensidad,
pero poco duraron, pues enseguida venían los Tuzos, quienes recibieron la
primera ovación de la noche.
Los equipos regresaron al vestidor para alistarse y la
lluvia paró para que el encuentro comenzara. Pero antes, el sonido local hizo
un llamado a la afición para calentar motores y lanzar vitores a los Tuzos
previo a su salida. Aplausos y canticos como “Tuzos, Tuzos, Tuzos” o el famoso
Chiquitibum daban preámbulo al duelo.
Los equipos saltaron y nuevamente una ovación impresionante,
de las más sonoras de la noche, para los Tuzos, porras para Enrique Meza y
mentadas para Pedro Caixinha. Cuando el reloj marcaba las 20 horas con 33
minutos, el árbitro Francisco Chacón dio el pitazo inicial, y la afición
arrancó con las arengas hacia sus ídolos blanquiazules.
Dos minutos después, un pequeño incidente: parte del
alumbrado del Hidalgo se apagó, pero esto no impedía la visión y pudo continuar
el juego sin problemas, previa plática entre el silbante y los capitanes,
Oswaldo Sánchez y Oscar Pérez. Si, los arqueros son capitanes, esos arqueros
que juntos suman más de 80 años y que están en la antesala de una final más en
sus carreras.
Los Tuzos dominan en la cancha, tienen el balón y crean
oportunidades, aunque no son claras, pero arrancan gritos de la tribuna. Santos
tiene pocas, pero saca un susto a los hidalguenses: Oribe Peralta estrella un
cabezazo en el poste del arco del ‘Conejo’. Desde el sonido local se anuncia el
precio de la cerveza esta noche: 55 pesos, y la afición reprueba el costo con chiflidos
y mentadas. Pero pese a la protesta, compran el líquido de cebada para
disfrutar de la noche y tratar de quitarse el frío que sigue a la lluvia.
Cerca del final de la primera mitad, Diego De Buen cobra una
falta y marca el primer tanto de la noche. Explosión de júbilo en la tribuna,
que despide a su equipo con sonoro aplauso.
Para la segunda mitad, Tuzos y Santos regresan dispuestos a
seguir entregando un buen partido a la afición. Pero no regresan solos: la
lluvia los acompaña y viene con intensidad. Pero, minutos después, nuevamente
los seguidores se levantaron de sus asientos con algarabía: Walter Ayoví cobró
un tiro de esquina y, luego de una serie de rebotes, el zaguero Hugo Rodríguez
empujó el esférico y amplió la ventaja de los hidalguenses.
Pero Santos no bajó los brazos y dio un susto más, esta vez
en los pies de Néstor Calderón, quien impactó el esférico en el travesaño.
El partido siguió y los Tuzos manejaron su ventaja, por lo
que todo fue fiesta para los más de 28 mil aficionados que abarrotaron el
estadio Hidalgo, ese estadio que espera recibir su octava final del futbol
mexicano. Un ‘Olé, olé, olé, Tuzos, Tuzos’ coreado por todos los asistentes dio
un cierre espectacular a la noche, una noche que continúo con lluvia, pero que
se llenó de felicidad y entusiasmo, pues hueles, apesta a final en la cuna del
futbol mexicano.
Desde la cuna sale el nuevo campeón, dicen por ahí. Ahora hay
que ir a concluir la obra en Torreón, y esperar la gran final para vivir otra
noche espectacular.