Les comparto este poema escrito por mi para un trabajo de la escuela y que quiero compartir con ustedes, espero les guste.
¡Tú! Que dices que es una tontería
¡Tú! Que dices que es un simple juego
¡Tú! Que llamas locos a los aficionados
¡Tú! Que reprendes a los niños que lo juegan.
Dime, ¿alguna vez has sentido la pasión que genera ver un esférico rodar por el verde empastado y a 22 guerreros luchando por defender su camiseta?
Dime, ¿alguna vez has sentido el amor que provocan los colores de un club, y has defendido esos colores a muerte ante los demás fanáticos?
Dime, ¿alguna vez has sentido el placer de ver a tu equipo obtener un triunfo, levantar una copa o dar la vuelta celebrando la victoria?
Dime, ¿alguna vez has sentido el odio que provoca el equipo rival y has sentido el dulce sabor de triunfo que te deja vencer a ese rival?
Dime, ¿alguna vez has sentido la humillación de ser derrotado en un partido importante y sentir rabia por las burlas de un contrario?
Dime, ¿alguna vez has sentido la injusticia cuando el hombre de negro se equivoca y te quita la posibilidad de festejar?
Dime, ¿alguna vez has sentido la excitación que provoca el instante en que el balón choca con las redes y estalla el grito de ¡Gol!?
Si tú no has sentido todo esto, ¿cómo puedes decir que es una tontería? ¿cómo puedes decir que es un simple juego? ¿cómo puedes llamarnos locos?
¡Cómo puedes hablar, si nunca has sentido el futbol!
sábado, 30 de abril de 2011
lunes, 4 de abril de 2011
RECOMENDACIÓN DE LECTURA: LA VIDA ES UN BALÓN REDONDO
La vida es un balón redondo, de Vladimir Dimitrijevic, es un libro que nos habla del futbol, las pasiones que levanta y lo que puede llegar a provocar.
El autor habla de su propia experiencia, de cómo vio truncado su sueño de ser futbolista a raíz de una lesión en su pierna y también por las consecuencias que dejó la Segunda Guerra Mundial. Además deja reflejada la pasión por el futbol cuando cuenta un par de anécdotas personales: en una, un amigo suyo cayó de una azotea cuando pateaba un balón y falleció, en la otra, un conocido se ahogó al corretear también un balón que se fue hacia el mar.
Maneja un estilo muy bueno en el que compara a figuras del futbol con personajes de la literatura, que es su otra afición. También mete aspectos políticos y sociales y los utiliza para comparar la vida diaria con el deporte más practicado del mundo. Por ejemplo, me gustó una parte en la que habla del estilo de juego de Diego Maradona, dice que a algunos puede parecerles un loco fuera de la cancha, pero dentro es el mejor, algo sin igual, ni siquiera Pelé puede serlo, porque él se enfocó más a lo comercial y Don Diego (así lo llama) conservó su espíritu.
Otra parte de las que me agradó más es cuando compara los distintos tipos de público que existen, según la región y lo que le ha tocado ver a lo largo de su vida. Dice que los ingleses pueden no ver el partido, pero nunca les puede faltar una cerveza o algo de beber, el de Belgrado es entendido y exigente, los españoles tienen algo de árabe, pues son irritables y nerviosos, además de que ignoran la disciplina del equipo. En Turquí, el público es el que estropea a los equipos, pues es muy rudo, intolerante, siembra el desorden; en pocas palabras, es un mal público.
Es también muy agradable cuando describe las sensaciones que provocaban en su ser los relatos de los partidos en la plaza del lugar donde vivía, pues quienes tenían oportunidad de asistir a los partidos después iban y se los contaban a los demás, así se imaginaban todo lo que sucedía y cómo eran sus ídolos, pues dice que no conocía a algunos. Inclusive dice que cuando tuvo la oportunidad de conocer a uno de ellos, se desilusionó pues no tenía el físico que él se había imaginado según las descripciones que le hacían. Habla de cómo la televisión acabó con esa magia y ese echar a andar la imaginación con las jugadas, pues sólo se podían leer o escuchar las crónicas o, para los afortunados, asistir al estadio a vivirlo.
Igualmente destaca el hecho de que ciencias como la sociología, la filosofía y la teoría económica se han metido a estudiar el entorno del futbol por todo lo que conlleva a su alrededor y lo que provoca en la sociedad, pues dice que no es claro qué es lo que busca el ser humano en él, viviéndolo tan apasionadamente y haciendo que, en muchos casos, su vida gire en torno al futbol.
Un buen libro para los amantes del balompié y también para los que no lo son y quieren saber un poco más de porqué mueve tantos sentimientos en los aficionados, bastante recomendable. Además es muy fácil de leer por el lenguaje que utiliza y la forma en que lo emplea.
El autor habla de su propia experiencia, de cómo vio truncado su sueño de ser futbolista a raíz de una lesión en su pierna y también por las consecuencias que dejó la Segunda Guerra Mundial. Además deja reflejada la pasión por el futbol cuando cuenta un par de anécdotas personales: en una, un amigo suyo cayó de una azotea cuando pateaba un balón y falleció, en la otra, un conocido se ahogó al corretear también un balón que se fue hacia el mar.
Maneja un estilo muy bueno en el que compara a figuras del futbol con personajes de la literatura, que es su otra afición. También mete aspectos políticos y sociales y los utiliza para comparar la vida diaria con el deporte más practicado del mundo. Por ejemplo, me gustó una parte en la que habla del estilo de juego de Diego Maradona, dice que a algunos puede parecerles un loco fuera de la cancha, pero dentro es el mejor, algo sin igual, ni siquiera Pelé puede serlo, porque él se enfocó más a lo comercial y Don Diego (así lo llama) conservó su espíritu.
Otra parte de las que me agradó más es cuando compara los distintos tipos de público que existen, según la región y lo que le ha tocado ver a lo largo de su vida. Dice que los ingleses pueden no ver el partido, pero nunca les puede faltar una cerveza o algo de beber, el de Belgrado es entendido y exigente, los españoles tienen algo de árabe, pues son irritables y nerviosos, además de que ignoran la disciplina del equipo. En Turquí, el público es el que estropea a los equipos, pues es muy rudo, intolerante, siembra el desorden; en pocas palabras, es un mal público.
Es también muy agradable cuando describe las sensaciones que provocaban en su ser los relatos de los partidos en la plaza del lugar donde vivía, pues quienes tenían oportunidad de asistir a los partidos después iban y se los contaban a los demás, así se imaginaban todo lo que sucedía y cómo eran sus ídolos, pues dice que no conocía a algunos. Inclusive dice que cuando tuvo la oportunidad de conocer a uno de ellos, se desilusionó pues no tenía el físico que él se había imaginado según las descripciones que le hacían. Habla de cómo la televisión acabó con esa magia y ese echar a andar la imaginación con las jugadas, pues sólo se podían leer o escuchar las crónicas o, para los afortunados, asistir al estadio a vivirlo.
Igualmente destaca el hecho de que ciencias como la sociología, la filosofía y la teoría económica se han metido a estudiar el entorno del futbol por todo lo que conlleva a su alrededor y lo que provoca en la sociedad, pues dice que no es claro qué es lo que busca el ser humano en él, viviéndolo tan apasionadamente y haciendo que, en muchos casos, su vida gire en torno al futbol.
Un buen libro para los amantes del balompié y también para los que no lo son y quieren saber un poco más de porqué mueve tantos sentimientos en los aficionados, bastante recomendable. Además es muy fácil de leer por el lenguaje que utiliza y la forma en que lo emplea.
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